domingo, 9 de septiembre de 2012

Estreno de la obra EL SILENCIO DEL ARCOIRIS


lunes, 20 de agosto de 2012

LA IMAGEN POÉTICA COMO HECHO SÍGNICO


VIII CONGRESO INTERNACIONAL DE LITERATURA LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE

PONENTE: MIGUEL ÁNGEL PULIDO JARAMILLO
PAÍS: COLOMBIA

Una de las preguntas concretas que no s hacemos todos los escritores, teóricos y críticos literarios se enfoca precisamente hacia los derroteros y problemas que enfrentan actualmente las artes literarias. Mucho más cuando nos abocamos a observar el mundo de una manera diferente, en el cual las formas de comunicación, los fenómenos virtuales y los nuevos medios de producción literaria que traspasan las barreras del papel, encontrando en los medios digitales otras posibilidades, de la misma manera, estas nuevas condiciones y posibilidades que abarcan el nuevo siglo tienden a modificar tanto los modelos, las intenciones, y las dinámicas del quehacer literario y su relación directa con su funcionalidad en el mundo.
Partiendo entonces de la idea en que debemos analizar más a fondo los nuevos contextos de la producción literaria no solamente a nivel latinoamericano, sino desde toda la globalidad que el siglo XXI nos propone, venimos a preguntarnos sobre la reconfiguración del lenguaje y por tal de la imagen poética que puede ir más allá del objeto estético y que requiere un especial cuidado en las perspectiva que la literatura actual asume y se dirige.
Como veníamos mencionando, el presente siglo propone nuevas formas de ver y asumir el mundo, y de la misma manera, presenta una posibilidad en la diversidad de lenguajes y formas de comunicación. En este sentido, y acudiendo al teórico Muskarovsky, empezamos a observar una fuerte liberación dentro del signo entre significado y significante, en el cual el signo como tal se enfrenta a una ambigüedad de contenido que varía o se determina a partir de fenómenos que le acaecen, ya sea el contexto, la dimensión en que se ubica o los giros que el autor desde sus licencias se permita imprimir. A esto y entonces nos debemos remitir a las dimensiones o capas que operan dentro de la reconfiguración de la imagen poética que al rebatirse como hecho sígnico se transponen una sobre otra para generar dicha reconfiguración, con esto nos remitimos al sub texto, el texto y el hipertexto.
Entendemos el subtexto como la base conceptual intrínseca y tácita que sostienen la imagen poética compuesta y unificada en el hecho sígnico, que al parecer se manifiesta oculta pero cuya sustancia se hace presente dentro del hecho sígnico y permite la sustentación del mismo como objeto propio e independiente. El subtexto es la base que subyace dentro del hecho sígnico y lo fundamenta, permite una conceptualización del mismo lo cual le remite a un contenido único, y lo hace servil y necesario.
En el momento en que enfrentamos el subtexto con el texto mismo, encontramos entonces la primera fluctuación dimensional en la construcción lingüística del hecho sígnico, es aquí donde el significante y significado del hecho sígnico abren la posibilidad de una separación de su unidad natural comunicante y enfrentan un contrasentido en el acto comunicativo. Estas fluctuaciones contradictorias que puedan darse entre el texto y el subtexto no pueden
imbuirse en un rebatimiento excluyente, sino en un ejercicio de diálogo que permita abrir las posibilidades de composición y reconfiguración, uniéndose de manera vectorial en la cual, las puntas de los vectores y sus direccionamientos reconstruyan la figura inmanente del hecho sígnico en su búsqueda concreta de hacerse ser un objeto en sí.
El diálogo entre la divergencia que puede presentar el significante y el significado del hecho sígnico manifestado en la divergencia de subtexto y texto, es una condición de posibilidad a la reconstrucción del hecho sígnico.
Ahora bien, la forma o piel que recubre el hecho sígnico se manifiesta propiamente en el hipertexto en el cual, se realiza un tránsito del rumbo semántico a elevarse dentro de los campos de la semiología, el hecho sígnico adopta posibilidades simbólicas en el hipertexto y muchas veces de carácter iconoclastas. El hecho sígnico se univesaliza en el hipertexto y trasciende sus posibilidades de ser un mero referente comunicante para transformarse en un objeto complejo que sintetiza una serie de comunicantes que el autor desea transmitir de manera simbólica.
Ahora bien, ¿qué relación existe entonces entre el hecho sígnico y la imagen poética? ¿Por qué presentamos la imagen poética dentro de esta estructura? Como escritores, poetas y artistas literarios latinoamericanos, debemos enfocarnos concretamente en dejar a un lado los conceptos en los cuales la imagen poética se encaja como un simple objeto de comparación. Lo metafórico no es por sí, una referencia imaginativa en la cual se compara un objeto estético con un objeto real. La imagen poética es la suma sintética, unitaria, e independiente que determina la construcción de nuevas realidades, y al hablar de nuevas realidades no estamos suponiendo la creación de mundos paralelos fuera de la realidad o alejado de ella. Al hablar de nuevas realidades pensamos en nuevas formas de mirar el mundo que se encuentra en completo cambio y transformación, y que debe estar abocada a un examen profundo del entorno partiendo desde la sensibilidad y dirigiéndose a la comprensión propia de la misma. Cuando se realizan estos exámenes profundos, y el creador se separa del yo propio acudiendo a un yo universal en el cual, su acaecimiento adquiere un sentido reflexivo de su acto de observación, da pie para la construcción de estas posibilidades. Sin embargo, este acto de observación no remite a la imagen poética como un referente para explicar o desyerbar sus elucubraciones propias, la imagen poética es en sí, el hecho sígnico y por tal, ésta ahora la veremos independiente a los actos comparativos o referenciales frente a otros signos propios del lenguaje preestablecido.
Si bien entonces entendemos el hecho sígnico como Subtexto (sustrato conceptual que lo sostiene, texto (realidad semántica del mismo) e hipertexto (forma fenoménica que lo determina) podemos partir hacia la mirada en el cual el hecho sígnico y la imagen poética no es un objeto propio de la literatura o del lenguaje hablado y escrito. Ya hace mucho tiempo sabemos que los modos de lenguaje van más allá del habla, esto concreta en forma clara, la función comunicativa del arte en todas sus manifestaciones y cómo el hecho sígnico se hace presente en cada una de ellas.
Sin embargo, en el momento en que otras manifestaciones del lenguaje, ya sea visual, de movimiento, musical y demás entran en la conjunción de proponer un hecho sígnico, por medio de las artes visuales, la danza contemporánea o la música instrumental, se cae en el error de generar un signo falso, es decir, un hecho sígnico carente de significado el cual no logra un emplazamiento en el acto comunicativo. Cómo todo signo, el hecho sígnico tiene una función primordial de entablar una comunicación entre el objeto construido que representa el hecho sígnico y el sujeto que lo aborda, cuando esta relación no se da, pues el significado del hecho sígnico es un objeto vacío, o cuando en realidad existe una terrible confusión en la síntesis del hecho sígnico en el cual, no hay un acuerdo real ente el subtexto el texto y el hipertexto, el hecho sígnico se presenta como un signo falso vacío de contenido. El signo falso es susceptible de ser interpretado de manera infinita y puede significar cualquier cosa y al mismo tiempo nada. Ejemplo de ello lo encontramos en el arte abstracto, el cual representaba imágenes del subconsciente vacías totalmente de significado. Pero si nuestra intención es comunicar, es necesario que el hecho sígnico represente una síntesis unitaria de significado resultante de un diálogo interno que procura esta reconfiguración de significación. Sin embargo, con las demás formas de lenguaje, existe un problema bastante grande que las diferencia del lenguaje hablado, el habla responde a códigos estrictos y significantes definidos, es el modo de comunicación por excelencia. Otras formas de lenguaje tienen un sentido de interpretación ambiguo, las figuras, las formas y sonidos son los modos directos de percibir un objeto, y entendemos el objeto en sí como aprendido, y no su fenómeno referente. Creemos que al observar el árbol estamos en frente al árbol y no ante su fenómeno, por tal, toda imagen o sonido diverso al lenguaje del habla se emplaza a los modos posibles de intuición del sujeto como tal. Entonces ¿cómo se genera la posibilidad de generar el hecho sígnico a través de otras posibilidades del lenguaje distinto al habla? Todo responde precisamente entender las fluctuaciones y movimientos del aparato sensible y su posible composición. Es aquí donde entran las ideas de volumen, intensidad, color y equilibrio. La composición del hecho sígnico en otras formas de lenguaje parte por comprender precisamente el objeto construido dentro del hecho sígnico que no es un objeto simple como tal. El hecho sígnico representa una síntesis de significados y conceptos que determinan una idea que se hace objeto en sí misma, y en el momento en que comprendemos la naturaleza concreta de ese objeto y que dicha idea pueda tener una posibilidad material de existencia más allá de su representación lingüística, dicha idea se puede trasladar hacia las demás formas de lenguaje que tienen su lugar en otras disciplinas artísticas.
Ahora bien, ¿y qué tiene que ver todo esto con nuestro quehacer artístico y literario y nuestra correlación regional como sujetos latinoamericanos? ¿Qué tiene que ver el análisis de la estructura del hecho sígnico en nuestras perspectivas y direcciones? Ante el mundo se nos dice que los escritores latinoamericanos debemos ser voceros de nuestras realidades sociales, que ser latinoamericano representa la necesidad de expresar una serie de problemática que aquejan el tercer mundo, que debemos expresar y contarle al mundo nuestra realidad y venderla como si fuesen objetos de entretenimiento. La pregunta es ¿ser latinoamericanos nos limita en nuestro quehacer creativo? O ¿ser latinoamericanos nos remite a enfocarnos única y exclusivamente a observar sólo nuestros propios principios de realidad? Sobre esta premisa observamos como las creaciones literarias actuales tienden hacia ello. Colombia es un lugar que manifiesta concretamente dicha situación, el modismo hacia lo mediático y a
exponer las problemáticas sociales encarnadas en el morbo y la curiosidad ha ido empoderándose de los escritores colombianos generando éxitos pasajeros y escritores de un día. Sin embargo, el contexto en el cual se emplaza la obra creada en realidad es lo de menos, lo realmente alarmante se observa precisamente a la carencia de la imagen poética y el desplazamiento de ella en las creaciones literarias, con el fin de hacerlas más claras y más realistas posibles. Pero entonces, ¿si todos tenemos acceso a la realidad, y más aún en tiempos de la comunicación digital en la cual un tweet nos informa en tiempo real lo que está sucediendo, es necesario reiterarla en el acto literario?
La tarea como escritores latinoamericanos que nos corresponde se emplaza precisamente al rescate de la imagen poética y a la construcción de nuevas posibilidades de realidad a través del hecho sígnico. Históricamente tuvimos este lugar en tiempos del “Boom” y nos planteamos la posibilidad de elevar la literatura latinoamericana al lugar más alto. Pero entonces ¿en qué momento dejamos la imagen poética a un lado y nos concentramos en ser narradores de realidades puras?
Si bien como latinoamericanos es nuestro deber observar el mundo que hoy nos corresponde, esa mirada debe extrapolarse más allá de la simple narración periodística y encumbrase en el juego concreto de la creación metafórica en la cual reconstruyendo de nuevo la posibilidad de la imagen poética como hecho sígnico podamos darle un nivel universal a nuestras creaciones y seguir construyendo posibilidades fenomenológicas en el quehacer literario, de otra manera, seguiremos siendo cronistas de un pueblo que más que reiteración de sus problemas, busca posibilidades de solución a los mismos, y más que retozar sobre sus lágrimas necesita elementos de confrontación y crecimiento.
Así que seamos pensadores, comuniquemos, y demos la posibilidad a la creación más allá de la mirada común y las noticias del diario de la mañana.

lunes, 30 de marzo de 2009

TRAS LOS PASOS DEL PUENTE













Siguiendo el hilo de la interdisciplinareidad, desarrollamos el año anterior la obra Tras Los Pasos del Puente. En esta obra planteamos la posibilidad de la animación audiovisual de caligramas, en diálogo con la danza contemporanea. Contamos para este montaje con la participación en el montaje coreográfico de la bailarina Jackeline Caballero Vargas, y el trabajo audiovisual del realizador Argentino Matías Andres Calvo. La obra fue estrenada el 6 de Diciembre de 2008 en el teatro Cadiz.

Con respecto a esta obra, planteamos la idea de la dialéctica de las artes en cuanto un referente principal. La posibilidad en la cual la palabra pueda obtener dimensiones más allá del texto escrito de una manera material, alcanzando posibilidades vivas de interacción real entre la lectura y su movimiento. La animación audiovisual frente al caligrama fue uno de nuestros mayores aciertos en el planteamiento de esta obra.

La danza contemporanea permite se concrete la metáfora como tal, entrega el elemento simbólico de danzar con la palabra en lo concreto. La metáfora alcanza la realidad y es percibida de primera mano y ante los ojos.

PREMIO BECA DE CREACIÓN ARTÍSTICA DE LA SECRETARÍA DISTRITAL DE CULTURA RECREACIÓN Y DEPORTE BOGOTÁ 2008